“—Yo preveo –dijo el señor Deasy– que usted no permanecerá aquí mucho tiempo en este trabajo. Me parece que usted no nació para maestro. Puede ser que me equivoque.
—Más bien para aprender –exclamó Esteban.
—¿Y qué más aprenderá aquí?
El señor Deasy meneó la cabeza.
—¿Quién sabe? –dijo–. Para aprender hay que ser humilde. Pero la vida es la gran maestra.”
James Joyce, Ulises
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